FILI D'AQUILONE
rivista d'immagini, idee e Poesia

Numero 70
luglio 2025

Fame

 

HO FAME E NON MI RESTA CHE
IL MORMORIO DEL TUO NOME

di Carlos Rutilo



Hambre de encarnación padece el tiempo…

Fame di incarnazione soffre il tempo...

OCTAVIO PAZ

LOS MIGRANTES
I MIGRANTI

Para María Fernanda Ramos
Per María Fernanda Ramos

I

Comienzo con el recuerdo de una flor que habita en la niebla.
Una flor como las sombras de un alcatraz
o como la sangre
que arrastran los ríos del tiempo
a través de mis manos llenas de semillas huérfanas.
Y el hambre
permanece en mi cuerpo
como un árbol
que se extiende entre desolados espejos.
Y yo soy lo que queda de un canto.
Del canto hacia una flor
que deambula de una ciudad a otra,
pero con las raíces cortadas
a través de las manos invisibles que esconde el silencio.


I

Inizio con il ricordo di un fiore che abita nella nebbia.
Un fiore come le ombre di una calla
o come il sangue
che i fiumi trascinano del tempo
con le mie mani piene di semi rimasti orfani.
E la fame
indugia nel mio corpo
come un albero
che si distende tra specchi desolati.
E io sono quel che resta di un canto.
Del canto verso un fiore
che deambula da una città all’altra
ma con le radici tagliate
per mezzo di mani invisibili che il silenzio nasconde.


I

Padre:
avanzas descalzo sobre los vidrios rotos del mundo.
Gritas con el hambre en las manos,
pero crees que nada,
ni nadie,
se detiene a escucharte dentro de las paredes de tu angustia.
No estás viejo,
pero algo te cansa como el vaivén de una ola
que se rompe
y se rehace al instante.
Algo te agobia como el peso de la infancia inconclusa
con la que a veces nos miras a través de los años:
ahí vuelves a verte, caminando
como la ola
que emigra entre las distintas cicatrices del tiempo.
Sientes la asfixia del recuerdo
que dejan los árboles y los jardines
que alguna vez sembraste
entre las laberínticas ciudades que no eran la nuestra;
¿en qué lugar se encuentra el verdadero hogar de tus ojos?
Y la pregunta también te cansa
y te da hambre
junto a la obstinada obligación
de tener que seguir los pasos de tus fantasmas,
y que nadie aprenda a descifrar el otro peso
de tu grito en la estrechez del silencio.
Pero yo te escucho, padre,
aunque tú no me entiendas
ni sepas leer el idioma de mis inquietudes,
ni comprendas mis heridas,
sé que te escucho
y te abrazo
como un par de astros
que buscan liberarse de las cuerdas destrozadas del tiempo.


II

Padre:
avanzi a piedi nudi sui vetri rotti del mondo.
Gridi con la fame tra le mani,
ma credi che nulla,
né nessuno,
si trattenga per ascoltarti chiuso nelle mura della tua angoscia.
Non sei vecchio,
ma qualcosa ti stanca come le risacche di un’onda
che si rompe
e subito riparte.
Qualcosa ti opprime come il peso di un’infanzia incompiuta
con la quale talvolta ci osservi attraverso gli anni:
lì ti rivedi, procedendo
come l’onda
che migra tra le differenti cicatrici del tempo.
Senti l’asfissia del ricordo
che lasciano gli alberi e i giardini
piantati da te un tempo
tra labirintiche città che non erano la nostra;
dove si trova il vero focolare dei tuoi occhi?
E ti affatica persino la domanda
e ti fa venire fame
assieme all’ostinato vincolo
di dover seguire i passi dei tuoi fantasmi,
e che nessuno apprenda a decifrare l’altro fardello
del tuo grido nell’angusto silenzio.
Ma io ti ascolto, padre,
anche se tu non mi comprendi
né saprai leggere la lingua delle mie inquietudini,
né intenderai le mie ferite,
so che ti sento
e ti abbraccio
come un paio di stelle
che cercano di liberarsi dalle corde frantumate del tempo.


III

Tengo hambre y sólo me queda el rumor de tu nombre
con el que aprendo a habitar el mundo.
Tu nombre es un árbol entre las ramas celestes de la noche,
donde contemplo los restos del día
y desempolvo la memoria
para aprender a descifrar el silencioso secreto de tu mirada.
Ahora vuelvo a mirarme las manos
y la nostalgia reaparece balanceándose entre los vidrios rotos del tiempo:
sabe quién soy desde la laberíntica soledad de la infancia.
Se columpia entre las cadenas
de un momento fotografiado por las rojas cicatrices de la angustia.
Esta misma angustia que golpea como una ola dentro de mi estómago vacío.
Sabe que necesito reencontrarme con las huellas de tu mirada,
que requiero reconocerme en la memoria de tus manos,
aunque mi rostro se pierda entre las fronteras del hambre
que dibujan los muertos cuando me hablan en la lengua de mis padres.
“¿Dónde están mis padres?”, oigo que me pregunta el tiempo.
Tal vez sean aves extrañas deambulando en algún lugar del mundo,
donde cada latido que oyen es el anhelo de una llamada
para volver a reencontrarnos ante el fraternal abrazo.
Pero también soy un extraño fantasma marchando de frente en el camino
y con el peso de la soledad de otros tiempos sobre mi espalda.
Y la nostalgia vuelve a mirarme
con las palabras atadas para siempre a la cruz del silencio.
Sabe que no sabré atender al llamado y que apenas me alcanza la existencia
para volver a reconciliarme con la raíz quebrada de mi lengua.


III

Ho fame e non mi resta che il mormorio del tuo nome
con il quale apprendo a stare al mondo.
Il tuo nome è un albero tra i rami celesti della notte,
dove contemplo quel che resta del giorno
e spazzolo la memoria
per poter decifrare il segreto silenzioso del tuo sguardo.
Torno a guardarmi le mani
e la nostalgia riappare oscillando tra i vetri spaccati del tempo:
sa chi sono dalla labirintica solitudine dell’infanzia.
Si dondola tra le catene
di un istante fotografato dalle rosse cicatrici dell’angoscia.
Questa stessa angoscia che colpisce come un’onda nel mio stomaco vuoto.
Sa che ho bisogno di reincontrarmi con le impronte del tuo sguardo,
che ho bisogno di riconoscermi nella memoria delle tue mani,
anche se il mio volto si smarrisce tra i confini della fame
disegnata dai morti quando mi parlano nella lingua dei miei genitori.
“Dove sono i miei padri?”, è quello che mi domanda il tempo.
Forse sono strani uccelli che vagano da qualche parte nel mondo,
dove ogni battito che sentono è il desiderio di una chiamata
per tornare a incontrarci in un fraterno abbraccio.
Ma sono anche un bizzarro fantasma che marcia dritto per la sua trada
e con il peso della solitudine di altri tempi sulle spalle.
E la nostalgia torna a guardarmi
con le parole allacciate per sempre alla croce del silenzio.
Sa che non saprò attendere la chiamata e che solo mi basta l’esistenza
per riconciliarmi con la radice spezzata della mia lingua.


UNA VIOLETA DE MÁS

Para Salma Galilea Ruíz

Los recuerdos de tus caricias caen de golpe en las orillas de mis labios.
Ni el polvo ni el tiempo en que tarda en caer la lluvia los apartan.
Pronto se vuelven en una tormenta de marchitadas sonrisas.
Y yo los abrazo
como quien tiene hambre de reencontrarse en la memoria de una carta;
pero hay algo en la fractura de este instante
que me devuelve a los oceánicos sonidos de tu nombre.
Como si algo, además de este prolongado silencio
de truenos que se destrozan en mis manos,
me anunciara el final de tu ausencia.
Y la tormenta desempolva las ventanas
como si alguien más
me estuviese llamando desde la otra orilla de nuestros mundos,
pero afuera las bancas todavía permanecen vacías.
Y estoy hambriento del gran océano de tus ojos castaños,
del sabor de tus labios danzando dentro de mis labios,
de los volcanes de tu cuerpo dibujándose a través de mi cuerpo.
Pero permanezco sentado delante de la puerta de mármol,
dentro de esta casa cargada de un rumor de olas invisibles,
con la esperanza de volver a reencontrarme con tu mirada
aunque tú ya no estés atada a la tierra
como la sombra de las flores en invierno,
o como el canto de las aves
que encuentran su nido entre las ramas del silencio.
Te has ido y no sé cuándo volveré a tocar los trazos de tus sueños,
o cuándo volverán tus dedos helados
a pasar
por la calamidad de mi rostro cargado de ausencias.
Sin embargo, yo te estoy esperando dentro de esta casa repleta de cuartos vacíos.
Te espero como las violetas esperan ansiosas a la lluvia,
o como un niño que aprende a escuchar las blandas caricias del silencio.
Y en el silencio sé que estás tú:
canto del poema que hoy no alcanzo a descifrar con mis manos de huérfano.
Ven y dime si hay algún lugar para mí
allá donde también la soledad parece estar quieta como la gran ola de tu ausencia.
Ven y dime si llega a ti el sabor de las violetas
cuando te busco dentro de este laberinto de palabras que anhelan volver a tocarte.


UNA VIOLA IN PIÙ

Per Salma Galilea Ruíz

I ricordi delle tue carezze scendono all’improvviso sui bordi delle mie labbra.
Né la polvere, né il tempo che impiega la pioggia a cadere li allontanano.
Presto si trasformano in una tempesta di smorti sorrisi.
E io li abbraccio
come chi ha fame di ritrovarsi nella memoria di una lettera;
ma c’è dell’altro nella frattura di questo istante
che mi riporta ai suoi oceani de tuo nome.
Come se qualcosa, al di là di questo prolungato silenzio
di tuoni che si sfasciano nelle mie mani,
mi annunciasse la fine della tua assenza.
E la tempesta spolvera le finestre
come se qualcun altro
mi stesse chiamando dall’altra sponda dei nostri mondi,
Ma fuori le panche restano vuote.
E sono affamato del grande oceano dei tuoi occhi marroni,
del sapore delle tue labbra che danzano nelle mie,
dei vulcani del tuo corpo che si disegnano attraverso il mio corpo.
Ma resto seduto davanti alla porta di marmo,
in questa casa stipata di un rumore di onde invisibili,
nella speranza di poter incontrare il tuo sguardo
anche se tu non sei più legata alla terra
come l’ombra dei fiori in inverno,
o come il canto degli uccelli
che trovano il loro nido tra i rami del silenzio.
Te ne sei andata e non so quando sfiorerò di nuovo le tracce dei tuoi sogni,
o quando torneranno le tue gelide dita
a percorrere
il disastro del mio volto carico di assenze.
In ogni caso io ti sto aspettando in questa casa piena di stanze vuote.
Ti aspetto come le viole attendono ansiose la pioggia,
o come un bambino che impara ad ascoltare le morbide carezze del silenzio.
E nel silenzio so che ci sei:
canto della poesia che oggi non riesco a decifrare con le mie mani da orfano.
Vieni e dimmi se c’è un posto per me
lì dove perfino la solitudine sembra starsene quieta come la grande onda della tua assenza.
Vieni e dimmi se arriva fino a te l’odore delle viole
quando ti cerco dentro questo labirinto di parole che anelano a toccarti di nuovo.


LOS INCONSOLABLES

Me dijeron que María avanza entre las ilusiones del tiempo
como quien espera encontrar algún consuelo,
aunque sea en los ojos de una niña
que no alcanza a entender los privilegios de la carne.
Esa carne tan distinta a las enfermas mordidas del hambre,
a la tristeza
en los colores del sueño que buscan hacernos creer
que las ilusiones también consuelan a un estómago vacío;
pero nada de eso permanece,
ni siquiera el hambre
puede durar tanto tiempo en los labios del mar
como una desgranada ballena de ecos azules.

Los inconsolables tienen hambre.
Habitan el laberinto de la soledad del tiempo
como si se tratase de una simple angustia.
La oceánica angustia
de quien desea reencontrarse
en el destrozado reflejo de la esperanza.

Aunque María también sabe que hay una amarga ilusión
al encontrarnos en la mirada de los otros,
que avanzan entre las calles de un pueblo atestado de penurias
y de huérfanos fantasmas sin rostros
que se van desmoronando en silencio como un montón de piedras perdidas entre la niebla.


GLI INCONSOLABILI

Mi hanno detto che Maria procede tra le illusioni del tempo
come chi spera di trovare qualche consolazione,
anche solo negli occhi di una bambina
che non riesce a capire i privilegi della carne.
Quella carne così diversa dai morsi ammalati della fame,
dalla tristezza,
nei colori del sogno che provano a farci credere
che le illusioni consolino anche uno stomaco vuoto;
ma di tutto questo non resta niente,
nemmeno la fame
può durare così a lungo sulle labbra del mare
come una balena che si sgrana piena di echi blu.

Gli inconsolabili hanno fame.
Abitano il labirinto della solitudine del tempo
come se si trattasse di una semplice angoscia.
L'angoscia oceanica
di chi desidera ritrovarsi
nel riflesso spezzato della speranza.

Anche se Maria sa che c’è un’amara illusione
incontrandoci negli occhi degli altri,
che avanzano tra le strade di un villaggio affollato di privazioni
e di orfani fantasmi senza volto
che si sbriciolano in silenzio come un mucchio di pietre smarrite nella nebbia.


EL HAMBRE

Hay un volcán que permanece dentro de las raíces de mi cuerpo
como una desentrañable granada de ceniza.
Va explotando cada cierto tiempo
entre rugidos que destrozan las paredes del silencio,
arrastrándome hacia la gran boca del océano como una botella vacía,
hacia el mar de lava que calcina mis entrañas de ave moribunda.
Me llevo las manos al estómago
y no encuentro otra forma de calmar esa ira invisible
que me consume
y me devuelve a la soledad del niño
que busca desesperado la entrañable caricia de sus padres.
Pero nada de eso detiene la ira que estalla por el hambre.
Hambre de tiempo
que nada entre la nada
hasta volverse en el canto amargo de las ilusiones destrozadas.


LA FAME

C’è un vulcano che perdura nelle radici del mio corpo
come una inestricabile granata di cenere.
Di tanto in tanto esplode
tra ruggiti che demoliscono le mura del silenzio,
trascinandomi, come una bottiglia vuota, nella grande bocca dell’oceano,
verso il mare di lava che calcina le mie viscere di uccello in fin di vita.
Mi porto le mani allo stomaco
e non trovo un altro modo per placare questa invisibile rabbia
che mi consuma
e mi riporta alla solitudine del bambino
che cerca disperatamente l’affettuosa carezza dei suoi genitori.
Ma nulla di tutto questo placa la rabbia che scoppia per la fame.
Fame di tempo
che nuota tra il nulla
fino a divenire l’amaro canto delle annientate illusioni.



Traduzione dallo spagnolo di Alessio Brandolini


(Foto di Javier Narváez)

carlos.ruti.neos@gmail.com